Sur de España: veranos que se alargan, agua que se encoge

Sur de España: veranos que se alargan, agua que se encoge

Sur de España entre calor y sed
Historias reales, datos oficiales y lo que ya estamos preparando desde Agua para la Vida: El Gran Reto de la Humanidad.

Newsletter Agua para la Vida | 1 de septiembre de 2025

A las seis de la mañana, en una granja de la campiña jiennense ya funcionan ventiladores y duchas para que el vacuno coma y no caiga su producción con el calor; medidas como estas han sido documentadas en reportajes de Canal Sur — Andalucía Directo (Jaén, 2022 y 2024) y crónicas de Cadena SER Jaén (06/03/2024). Al oeste, en Huelva, Laura Limón, profesora y miembro del AMPA del CEIP Prácticas, describe el aula de verano: “Hemos rozado los 40 °C y la refrigeración adiabática instalada no se usa por falta de mantenimiento; adelantamos salidas y buscamos sombra” (Huelva Información, 20/06/2025). Otros reportajes han documentado aulas a 35–40 °C y equipos adiabáticos sin uso por falta de mantenimiento (El País, 04/06/2025). Son dos escenas reales de un mismo fenómeno: el verano que se queda.

En el sur de España, el verano dejó de ser una estación previsible. Llega antes, aprieta más y se despide tarde. Las olas de calor prolongadas dejan una sequedad que cala en la tierra y en la vida de quienes dependen de ella. Ganaderos, agricultores, comunidades y ciudades conviven con un riesgo hídrico que dejó de ser “excepcional” para convertirse en patrón. La AEMET ha documentado su alargamiento respecto a los años ochenta —alrededor de cinco semanas— y la mayor frecuencia de episodios cálidos. La fotografía del agua acompaña esa tendencia: (5/08/2025, MITECO) la reserva hídrica nacional se situaba en 65,8 %; a finales de agosto, la cuenca del Guadalquivir rondaba el 45–46 % y la del Segura se movía entre 23–24 %. No hablamos de una anomalía aislada, sino de una trayectoria que condiciona la vida en el aula, en el campo y en la ciudad.

A esa realidad responden políticas públicas que avanzan a varias bandas. El PNACC 2021–2030 ordena la adaptación sectorial; los Planes Hidrológicos 2022–2027 (RD 35/2023) y los Planes de Sequía fijan prioridades y umbrales por cuenca; y el PERTE de Digitalización del Ciclo del Agua moderniza redes, riegos y telemetría. Todas persiguen lo mismo: proteger el abastecimiento y cuidar cada litro, sin perder de vista los caudales ecológicos.

En ese marco, Agua para la Vida prepara pilotos desde marzo–abril de 2026 para aportar evidencia en territorio. Se prevén pilotos evaluados con métricas públicas, con reglas simples y resultados abiertos. En una escuela de campiña, un kiosco de agua segura que combina generación atmosférica y energía solar pretende sostener la jornada aunque falle el reparto o la red; evaluaremos disponibilidad del servicio, litros producidos, coste por litro y calidad. En una finca hortofrutícola, sensores de humedad y contadores inteligentes ajustarán el riego para ahorrar metros cúbicos (m³) sin penalizar la producción; mediremos ahorro por parcela y euros asociados. En un barrio costero, desalación modular y reutilización segura abastecerán usos urbanos e industriales para liberar agua de mayor calidad hacia consumo humano y ecosistemas; seguiremos sustitución de fuentes, energía específica y huella de carbono evitada.

Mientras llegan las pruebas, la vida ya cambió. En el aula, las alertas por calor obligan a reorganizar horarios, pero el objetivo es otro: clases seguras sin adelantar salidas, con bioclimatización que funciona y mantenimiento que no falla. En el campo, los turnos de riego se vuelven más estrictos y la digitalización —contadores y telemetría— pasa de ser un extra a convertirse en condición de acceso a ayudas y al propio recurso. En las ciudades, reutilización y desalación ganan terreno con un doble mandato: eficiencia energética y trazabilidad de cada metro cúbico ahorrado o producido.

Los pilotos se ejecutarán en coordinación con MITECO y MAPA, con las confederaciones hidrográficas (como CHG y CHS), con AEMET para las series climáticas y con los ayuntamientos para permisos y operación, dentro de los marcos PNACC, Planes Hidrológicos y Planes de Sequía. Nuestro compromiso con la transparencia es operativo: publicaremos informes trimestrales con metodología y resultados comparables, interoperables con las capas del PERTE de Digitalización del Ciclo del Agua. Y, sobre todo, trabajaremos con comunidades: formaremos operarios locales, constituiremos comités de agua y planificaremos mantenimiento preventivo con repuestos en sitio.

El calendario 2026 es claro. Enero y febrero servirán para cerrar acuerdos, seleccionar sitios y verificar requisitos técnicos —humedad mínima para AWG, espacio disponible, permisos y respaldo solar—. Entre marzo y abril instalaremos los primeros kioscos en escuelas y centros de salud, sensorizaremos parcelas y levantaremos la línea base de consumo y calidad. De mayo a septiembre llegará la prueba decisiva: el verano. Operación continua, riego deficitario controlado y reporte de metros cúbicos ahorrados y de sustitución de agua embotellada. Octubre a diciembre será el tiempo de la evaluación independiente y del plan de escalado 2027: publicar resultados, fijar lecciones aprendidas y ponerlas a disposición de administraciones y aliados.

Lo que ya vimos ayuda a entender por qué importa. Las asociaciones de familias y docentes en Huelva llevan meses denunciando aulas a 35–40 °C y equipos adiabáticos sin uso por falta de mantenimiento; el protocolo permite recoger antes al alumnado, pero no es solución para todas las familias. En Jaén, reportajes locales muestran granjas con ventiladores y duchas para reducir el estrés térmico y evitar caídas de producción y fertilidad: pequeñas inversiones que cuidan animales y economías. Son señales de una misma transición.

No hay una tecnología que resuelva sola la sequía. Sí existe una combinación inteligente de políticas, gestión y soluciones que, bien calibrada, cambia trayectorias. Los pilotos de Agua para la Vida aspiran a medir qué funciona y dónde, con datos abiertos y coordinación institucional. En un verano que se queda, gestionar bien cada litro es también una forma de quedarse.

El agua puede nacer del aire, pero vive en nuestras manos. Si algo nos enseña el sur de España es que gestionar bien cada litro es sinónimo de futuro. Sumemos: ciencia pública con políticas coherentes; inversión en eficiencia y fuentes no convencionales; y comunidad organizada que sabe cuidar su territorio. Ese es el modelo de país que queremos acompañar. Si quieres sumar conocimiento, territorio o recursos, escríbenos. Siempre hay una escuela, un pozo o un olivar esperando soluciones.

Aldo Villarreal


Nota del autor: Aldo Villarreal dirige el programa “Agua para la Vida: El Gran Reto de la Humanidad”. Este artículo se basa en datos de AEMET y MITECO, así como en cobertura local citada; las opiniones expresadas son del autor.

Fuentes consultadas (fecha de consulta: 1 de septiembre de 2025): AEMET (alargamiento del verano y resúmenes climáticos); MITECO (Boletín Hidrológico 05/08/2025 y actualizaciones de agosto); Confederaciones Hidrográficas (CHG/CHS); Huelva Información (20/06/2025); El País (04/06/2025); Canal Sur — Andalucía Directo (Jaén, 2022 y 2024); Cadena SER Jaén (06/03/2024).

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Aldo Villarreal es un líder visionario en sostenibilidad, energía renovable y soluciones tecnológicas ambientales. Trabaja con la firme convicción de que es posible transformar y sanar el planeta a través de la acción, la innovación y una visión ética del desarrollo. Su propósito es claro: dejar un mundo más limpio, justo e igualitario para las generaciones futuras. Con ese compromiso, dedica su conocimiento, energía y liderazgo a proyectos que convierten los grandes retos ambientales en oportunidades de cambio real y sostenible.