LAS LLANTAS USADAS SON OTRO DELICADO PROBLEMA AMBIENTAL
El mercado nacional de llantas consume alrededor de siete millones de llantas al año, incluyendo los segmentos de automóvil particular, camioneta, vehículos comerciales y agrícolas.
Sin embargo, hasta la fecha no ha habido quién se preocupe por la disposición de las mismas, salvo algunas empresas artesanales de cauchos para suspensión, elaboración de alpargatas y decoración de parques infantiles.
En los basureros se acumulan estos residuos sólidos y, salvo las que pueden ser reutilizadas para el reencauche, generalmente son consumidas por agrestes selvas de maleza.
Pero de lo que no se dan cuenta las autoridades energéticas es del enorme potencial que en las llantas viejas se acumula y espera ser aprovechado.
El ingeniero Hernán Luengas, una de las personas más autorizadas del país en el tema ambiental, nos hizo llegar una información sobre la experiencia de la NYSEG (Corporación del estado de Nueva York -Estados Unidos- del Gas y la Electricidad), en el aprovechamiento de las llantas usadas como fuente de generación eléctrica.
Tabletas energéticas En los últimos tres años, la corporación arriba mencionada quemó más de 1,3 millones de llantas para generar energía.
Este combustible alternativo ahorró más de 16.000 toneladas de carbón, cantidad cercana al consumo normal de un mes en esa planta.
La solución consiste en el uso de las llantas como combustible junto con carbón.
Las llantas, cuando se cortan en tabletas cuadradas de cinco por cinco centímetros, se convierten en un combustible eficiente.
Con un valor de 13.200 Btu/lb, 20 libras de llantas de automóviles de pasajeros contienen igual energía a la generada por 30 libras de carbón.
Además de mitigar el obvio problema ambiental las cenizas pesadas de la mezcla de llantas y carbón quemada se usa como un agente para mejorar la tracción de carreteras, mientras que las cenizas volátiles se usan en la fabricación de cemento.
Los altamente nocivos gases de la combustión de las tabletas de caucho se filtran en las chimeneas de las calderas.
El azufre que queda contenido en los filtros se reutiliza en la elaboración de ácido sulfúrico, que se aprovecha en la fabricación de baterías y agroquímicos.
El acero de los cinturones y aros se funde para cumplir la misma función en la industria llantera.
Solo falta en el país quién aproveche estos desperdicios, genere electricidad y solucione, en parte, la salud ambiental de Colombia.
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